Estudiantes de 5º y 6º de primaria de los Colegios Públicos Ingeniero José Orbegozo, Juan Manuel Sánchez Marcos, San Ignacio y Maestra Isabel Gallego Gorria, han participado en esta iniciativa para luchar contra el cambio climático durante este curso 2016/2017.
En esta experiencia piloto se ha trabajado la concienciación sobre la importancia del ahorro energético y del cuidado al medio ambiente en las aulas. El alumnado se ha sensibilizado sobre la necesidad de ahorrar en la electricidad y el agua tras analizar día a día su consumo.
El objetivo de esta iniciativa es la de movilizar el ahorro energético en los edificios públicos a través de una metodología contrastada y que ha obtenido el Premio Europeo de Energía sostenible 2013.
Durante el curso 2016/2017 estudiantes de 5ª y 6ª de primaria han analizado día a día el consumo de agua y electricidad en los centros escolares. Este estudio se ha debido a una experiencia piloto que se ha llevado a cabo en cuatro colegios públicos de Bilbao del programa europeo EURONET 50/50 de ahorro energético para luchar contra el cambio climático.
Se trata de una iniciativa que se acordó en el Pleno en enero de 2016 con el objetivo de movilizar el ahorro energético en los edificios públicos. En este caso se ha comenzado como prueba piloto en cuatro colegios públicos utilizando una metodología contrastada y que ha obtenido el Premio Europeo de Energía sostenible 2013.
Los centros de Bilbao que han puesto en marcha esta iniciativa durante el curso escolar para luchar contra el cambio climático han sido de los colegios públicos de Ingeniero José Orbegozo, Juan Manuel Sánchez Marcos, San Ignacio y Maestra Isabel Gallego Gorria.
Cada centro educativo ha constituido un grupo energético formado por estudiantes de 5º y 6º, con la supervisión de profesado y dirección del centro y con el apoyo de la consultora contratada y revisado por el área de Euskera y Educación.
Día a día, los y las estudiantes han analizado el consumo del agua y la electricidad en el centro introduciendo métodos de ahorro, como por ejemplo la colocación de pegatinas recordando la necesidad de apagar la luz, cerrar el grifo o la concienciación al profesorado de no sacar fotocopias entre las 11 a las 14 horas, periodo más caro de la electricidad.
Para analizar el consumo los y las estudiantes han tenido que utilizar un luxómetro, un termómetro y un medidor de energía. Además han aprendido a leer y analizar las facturas del agua y la luz.
Durante el curso 2016 / 2017 los centros escolares han tenido que trabajar en la Constitución del equipo energético, conocer los métodos de ahorro energéticos, planificar las medidas, recopilar datos, elaborar un plan de acción de la escuela con una Auditoría Energética, informar de los resultados a todos los agentes relacionados con la escuela, informar de las medidas que requieren una pequeña inversión para su mejora e informar del dinero ahorrado por la escuela.
Como resultado de esta iniciativa, el 50% de los ahorros económicos conseguidos gracias a las medidas de eficiencia energética implementadas por el alumnado y el profesorado se devuelve a la escuela a través de un pago financiero.
El 50% restante supone un ahorro neto para la autoridad local, en este caso, el Ayuntamiento de Bilbao que es la responsable del pago de las facturas de energía.
Además de este incentivo económico, no cabe duda de que esta iniciativa ha contribuido a avanzar en la concienciación sobre la importancia del ahorro energético y del cuidado al medio ambiente, como parte de los valores del centro educativo.
Este proyecto fue apoyado por la Comisión Europea a través del Programa Energía Inteligente para Europa (IEE) y actualmente participan más de 500 escuelas –y 48 edificios no educativos están involucrados en la Red 50/50. En Bilbao se han apuntado 4 centros escolares los cuales mostraron su interés en formar parte de este proyecto comenzando en este curso escolar que ya finaliza.
El año que viene se continuará con este proyecto para poder valorar la evolución y rendimiento del programa. Tras finalizar este curso hay que valorar los ahorros obtenidos así como su consecución para avanzar tanto en los ahorros en energía como en la educación de los estudiantes respecto al medio ambiente.
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